Esa mañana cuando me desperté no fue precisamente por el despertador. Lo que me despertó fue el sonido de la tostadora, ¿cómo podía oír aquello? Al minuto sonó el despertador, y lo noté más fuerte que de costumbre, algo que no era normal. Me levanté de la cama para bajar a desayunar y comí más que ningún día, pero para mi sorpresa, seguía teniendo hambre. Fui al instituto esta vez sin la compañía de Alan. Llegué a la primera clase, y volví a sentir esa sensación tan rara que me asaltó aquella vez que casi mato a Emily, sed. Me llevé la mano al cuello, buscando mi colgante, pero no estaba. No podría resistir mucho más tiempo allí sin sentir la necesidad de matar a quién estuviera allí, así que pedí permiso para ir al baño, me debieron de ver muy mala cara, porque me dejaron ir. Una vez allí me lave la cara con agua y me senté en el suelo. ¿Y ahora que hacía? La última vez que me ocurrió esto, Dylan me sacó de allí, pero ahora estaba sola, tenía que llamar a Dylan. Probablemente estaría en clase, no quería arriesgarme a que le quitaran el móvil, entonces todo estaría perdido, así que le mandé un mensaje:
“Dylan, me han quitado el collar, estoy en el baño del instituto y no se que hacer. Ayúdame”
A los pocos minutos, obtuve respuesta:
“Tienes que salir de allí, avisa a Margot, llega a clase, te preguntarán que si estás mejor, tu dirás que no y te mandarán a casa. Es lo único que puedes hacer ahora.”
Así que hice lo que me dijo Dylan, no hizo falta fingir mucho, la profesora mandó que Margot me acompañase a casa y problema resuelto, de momento.
-¿Qué te pasa?- preguntó Margot de camino a casa.
-Mi collar, no está.
-Vale, comprendo, ¿has llamado a Dylan?
-Le mandé un mensaje, fue el que me dijo que saliera del instituto, se que se preocupará, vendrá aquí otra vez y no quiero que se gaste más dinero en venir a verme, si no aparece le diré que lo he encontrado.
-Allison eso no está bien, se preocupa por ti, no creo que lo mejor sea mentirle.
-¿Y qué hago? No quiero que se gaste más dinero en mí, y se que vendrá si sabe que no lo encuentro.
-Bueno, ya lo pensaremos, vete a tu habitación, tengo que volver al instituto, luego nos vemos.
-Vale.
Subí a mi habitación, intentado matar el tiempo me puse a leer, hasta que recibí una llamada de Dylan.
-Hola.
-Hola, ¿qué tal te encuentras?
-Ahora mejor, si no encontrara el collar… ¿que debería hacer?
-No creo que puedas cazar animales, tendrías que ir al hospital a por bolsas de sangre. Pero de momento no tomes nada, no se las consecuencias que puede tener eso cuando encuentres el collar, y tampoco se hasta que punto te transformas. Tengo que ir allí.
-No Dylan, no te voy a consentir que te gastes más dinero para venir a verme. Seguro que lo voy a encontrar, lo buscaré por la habitación, a lo mejor está por aquí tirado y no lo e visto.
-Si no lo encuentras iré.
-No, no vendrás. Voy a buscarlo, luego hablamos. Te quiero.
-Y yo. Adiós.
Busqué el colgante por toda la habitación, pero no apareció. Miré por toda la casa, y tampoco. De momento iba a tener que resistir. Margot llegó del instituto y nos comimos la comida que había preparado yo antes, pero la comida no me llenaba lo suficiente, necesitaba sangre. Aquella tarde Margot decidió que lo mejor para todos sería que fuera ella a trabajar por mí. Me dormí pronto, esperando que al día siguiente esto estuviera solucionado y volviera a tener mi collar. Pero el día siguiente me volví a quedar en casa y volví a buscar el collar, pero no apareció. Y así me tire 1 semana entera. Cada día me encontraba más débil, la comida no me bastaba, pero tenía miedo de las consecuencias si probaba la sangre. Dylan me llamaba cada día, y me mostraba su preocupación. Pensé que lo mejor era decirle que lo había encontrado, pero Margot le diría la verdad, y no quería volver a discutir con él. El supuesto cambio estaba prácticamente suprimido, ya no oía cosas que no debería de escuchar, y esto preocupó a Dylan, que insistía en venir. Pero la semana siguiente esto cambió. Me levanté para ir a desayunar volver a la cama, como llevaba haciendo toda la semana, pero al bajar el escalón vi algo brillante y lo cogí. Era mi collar, ¿qué hacía aquí? Estaba segura de haberme registrado toda la casa cada día de la semana, ya había pensado en que alguien me lo había robado, pero ¿porque me lo devolvía? Ahora estas preguntas eran lo de menos, me puse el collar y baje.
-Buenos días, ¿sigues igual?- me preguntó Margot, como todas las mañanas desde que perdí el collar.
-Buenos días. Lo he encontrado bajando las escaleras.-dije enseñándola el collar.
-Pero… te registraste toda la casa, ¿qué hacía allí?
-No lo se, es lo de menos ahora.
-Sí, lo importante es que estás bien. Me estabas preocupando, creo que deberías haber tomado sangre.
-¿Y que consecuencias me podría traer aquello? Creo que e hecho bien esperando.
-Puede, pero has tenido a Dylan muy preocupado, deberías llamarle.
-Iba ha hacerlo.
Cogí el móvil, llamé a Dylan y le dije lo del collar, que parecía haberle quitado su preocupación. Cuando terminé Margot me miró con cara expectante.
-¿Qué pasa? Ya has oído toda la conversación, no hace falta que te la vuelva a repetir.
-¿No olvidas algo?
-¿El que iba a olvidar?
-Nuestro cumpleaños, falta un mes.
-No lo había olvidado, ¿a qué viene ahora?
-A que vamos a celebrar una fiesta aquí en casa, aprovechando que has encontrado tu collar y que ya no vas a matar a nadie. No acepto un no, porque también es mi cumpleaños.
-¿Y a quién vamos a invitar?
-Pues a la gente de aquí, y a tus otros amigos por supuesto.
-No les quiero hacer pagar un avión, ya iré yo a celebrarlo con ellos.
-Está bien.
-Pensaba que ibas a decir algo en contra.
-No tengo nada que decir, también es tu cumpleaños.
Margot también insistió en celebrar la navidad, una navidad que me recordó bastante a mis padres, a cuando todos estábamos juntos y adornábamos nuestra casa entre todos. Estaba segura de que Margot sentía lo mismo que yo en esos momentos, pero esperaba que así estuviera más feliz, y menos triste por haber tenido que abandonar nuestra antigua casa.
Pasada la navidad, solo quedaban dos semanas para nuestro cumpleaños, y dos semanas para la fiesta que estábamos organizando. Margot y yo nos habíamos repartido el trabajo de la cafetería, para así tener cada una tiempo libre. Ella empleaba su tiempo libre en estar con Marcos, sin embargo yo no podía estar con Dylan, así que le llamaba o salía con Olivia, que se había convertido en una de las grandes organizadoras de la fiesta por voluntad propia, haciendo que Margot y yo no tuviéramos nada que hacer. Ya le dije a Dylan lo de la fiesta, y que iría allí para celebrarlo con él, pero no pareció oponerse a la idea, cosa muy rara en él, que hubiera insistido en venir. Así que sin darme cuenta faltaba un día para mi cumpleaños, y esa noche dormí, pensando en mi reencuentro con Dylan después de mi cumpleaños.
Tiaa genial como siempree jaja sigue escribiendo plissss
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