domingo, 24 de abril de 2011

Elección Capítulo 36

-¿Dylan?
-¿Do…dónde estoy?
-¡Dylan!- dije llorando mientras me abrazaba a él.
-Shhhh tranquila, no llores.
-¿Qué no llore? ¿Tú sabes el susto que me has dado? Pensaba que te iba a perder.
-Estaba todo controlado, no me iba a pasar nada.
-¿Por qué no me lo dijiste?
-Bueno chicos yo… os dejo solos.- dijo Margot saliendo de la habitación.
-No quería preocuparte, además no me hubieras dejado, y tenía que hacerlo.
-Ten por seguro que no te lo hubiera permitido. Me hubiese pegado a ti y haber si así se te ocurría tirarte a la valla.
-Si eras tú la que estaba en peligro seguro que no, pero tampoco saldríamos de aquí.
-Me daba igual salir de aquí si no era contigo.
-Bueno, estoy bien que es lo que importa, pero por favor, no llores, no puedo verte así…- dijo deshaciendo mi abrazo para poder secarme las lágrimas de mi rostro.
Nos miramos a los ojos y no nos hicieron falta más palabras, se acercó a mi rostro y me besó con urgencia. Yo seguí el beso, feliz de tenerle allí conmigo. Después yo apoyé mi cabeza en su pecho.
-Te quiero.
-Y yo a ti. Pero no me vuelvas a dar estos sustos.-dije.
Entonces vi la bolsa de sangre que me había dicho Margot que le diera. Me aparté de él, la cogí y se la tendí.
-Toma, estás muy débil, tienes que recuperar fuerzas si queremos salir de aquí.
-Querrás decir si quiero salir de aquí.
-No, queremos, si tú no te vas yo tampoco.
-Eres una cabezota.
-Lo sé, pero es lo que hay, así que bébetelo.
-Yo creo que te hace más falta a ti…
-No, yo ya me he tomado lo que necesitaba.
-¿Si me la bebo te quedarás más tranquila?
-Quizás.
Cómo un niño pequeño al que su madre le manda comerse toda la comida, Dylan se bebió la bolsa de sangre sin rechistar.
-¿Mejor?
-Mucho mejor.
Al rato llegaron a la habitación Margot y Marcos.
-Nos has tenido muy preocupados a todos Dylan, no tenías que haberlo hecho.- dijo Margot
-Eso ya se lo he dicho yo.- dije de brazos cruzados.
-Si no lo hubiera hecho, ¿esta noche saldríamos de aquí?
-¿Y si te pasaba algo más? ¿Tú pensaste en eso?- le pregunté yo.
-Pensé en ti lo primero, por eso lo hice.
-Si hubieras pensado en mi no hubieras hecho nada, seguro que habría otra forma de ayudar.
-No la había, y con tal de sacarte de aquí me daba igual lo que me pasase.
-Pero a mi no ¿vale?- dije otra vez comenzando a llorar.
-Venga, no llores, me duele verte así.
-¿Y tú? ¿Por qué lo has hecho?- le preguntó Margot a Marcos.
-Margot, él no quería hacerlo, se lo pedí yo, pero por favor, dejar esa actitud, deberíais de estar felices por poder salir de aquí.
-Llevas razón, mejor dejar de enturbiar el pasado.-dijo Margot.
Yo me calmé un poco y estuvimos charlando toda la tarde, intentando hacer tiempo hasta que llegase la hora de la huida.
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Había llegado la hora. Tal y como esperaba el jefe me ordenó poner dos guardias en la puerta. Tenía plena confianza en mí, y ahora yo le iba a engañar, pero sabía que era lo correcto. Puse en la puerta a Alan y Kyle y mientras yo me fui a avisar a todos para huir de allí. El jefe se había ido hacía unas horas, solo pasaba allí de vez en cuando para visitarnos y ver como estaba todo, pero él no sospechaba que ninguno de nosotros ansiase la libertad de poder salir de ahí.
Dejé a Alan y a Kyle en la puerta, esperando a que los demás llegasen mientras yo iba a avisarlos.
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-Chicos, es la hora, ir saliendo.- dijo Diego irrumpiendo en nuestra habitación y saliendo de ella como si nada hubiera ocurrido.
-Venga vamos a salir de aquí.- dijo Dylan a punto de incorporarse, pero estaba demasiado débil.
-No tienes suficiente fuerza, creo que deberíamos quedarnos aquí…-susurré
-De eso nada, no he hecho esto para que te quedes aquí.
-Pues yo no me voy a ir sin ti.- dije pasando su brazo por mi cuello e incorporándome, levantándonos a ambos.
-No vas a poder conmigo…
-¿Recuerdas lo que soy o ya te habías olvidado?- le pregunté mientras avanzábamos hacia la puerta con Margot y Marcos pisándonos los talones.
-Aún así no eres tan fuerte como yo…
-Me las apañaré no te preocupes.
Salimos de la habitación, pero no había nadie en los pasillos. Nos asomamos a la puerta principal, dispuestos a salir, cuando Alan nos apuntó con su varita y nos hizo invisibles. Fuimos todo lo deprisa que pudimos hasta la puerta, pero entonces alguien nos tiró al suelo. Era Scarlet. De pronto el hechizo de invisibilidad se nos quitó. Yo aparté a Dylan a un lado y forcejeé con ella.
-¿A dónde te crees que vas?- dijo sujetándome los dos brazos.
-¿A ti que te importa?
-Me importa porque no vas a salir de aquí, y mucho menos con él.- dijo señalando a Dylan.
-Saldré de aquí con él si quiero, no es nada tuyo.
Entonces Dylan se levantó, usando todas las fuerzas que le quedaban en esos momentos, y cogiendo un palo que había en el suelo, se lo clavó a Scarlet en el pecho, que de inmediato se quedó completamente inmóvil en el suelo.
Yo me levanté corriendo y fui a por Dylan, volví a pasar su brazo por mis hombros y salimos corriendo. Pasamos la verja, y detrás de nosotros pasaron Alan, Kyle y Diego.
Una vez estuvimos todos fuera volvieron a poner el hechizo a la valla y salimos de allí corriendo.
En pocas horas estuvimos en mi antigua casa, esa que hacía tanto tiempo que no pisaba pero que seguía igual de solitaria que siempre. Seguramente nuestros padres no se habrían dado cuenta siquiera de nuestra desaparición.
-¿Y dónde podemos ir ahora? No nos podemos quedar aquí, será dónde primero miren.- dijo Margot.
-No lo se, en estos momentos me da igual, lo único que me importa es que estamos a salvo.- dije abrazando a Dylan.
-Sí, pero esta libertad no nos durará mucho si seguimos aquí.- dijo Margot
-Creo que lo mejor es quedarnos aquí esta noche y ya mañana decidir dónde ir.-respondió Marcos
-Sí, creo que es lo mejor.
Dylan y yo subimos a mi habitación, principalmente a que él descansara. Mañana tendría que tener todas sus fuerzas para irnos a otro sitio. Todavía no me podía creer que hubiéramos salido de allí y que estuviéramos bien después de ello. A cambio tendríamos que huir, pero me parecía un precio justo a pagar a cambio de nuestra libertad.

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