martes, 18 de enero de 2011

Elección Capítulo 29

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Iba hablando con Marcos del tema surgido la noche anterior con Scarlet, todavía no sabía si me dejaría explicarme. De repente ambos escuchamos a alguien pedir ayuda.
-Es Margot, corre.- Fuimos todo lo rápido que pudimos, él por su novia, y yo por Allison, que se había ido con ella la última vez que la vi. Llegamos en cuestión de segundos, estaban a un lado de la escalera, Margot sujetaba a Allison, que yacía inconsciente en sus brazos.
-¿Qué la ha pasado?-dije alarmado.
-Pensaba que te había pasado algo a ti.- le dijo Marcos a Margot aliviado, los dos le lanzamos una mirada con la que lo comprendió todo.-Esto… ¿Qué la a pasado?
-Pues íbamos hablando tranquilamente y de repente se desmayó, antes de que cayera al suelo la cogí. En cuanto salimos del entrenamiento iba tambaleándose.
-¿Se ha tomado el desayuno?
-Me ha dicho que sí.
-Mejor vayamos a comprobarlo. La llevo yo.- le dije a Margot mientras cogía a Allison en brazos. Subimos las escaleras todo lo deprisa que podíamos, Marcos fue a nuestra habitación haber si se había tomado el desayuno y yo fui, con Margot, a su habitación y la deposité en su cama. Al poco tiempo vino Marcos una bandeja llena en la mano.
-No se lo comió.
-Pues a mi me dijo que si se lo había tomado, la debe de haber dado un bajón de azúcar o algo.
-¿Y que podemos hacer?- le pregunté angustiado.
-Esperar a que se despierte, en cuanto esté despierta dala el zumo lo primero, y luego que se tome el resto. Yo… me voy un rato, os dejaré a solas por si despierta.
-¿Pero y si no me quiere escuchar?- pero Margot ya no respondió y salió con Marcos por la puerta. Se les veía felices, probablemente la noche anterior les fue mejor que a mi. Cogí la mano de Allison, ahora no me la iba a apartar. Quería probar la mejor manera de disculparme, pero no me iba a querer escuchar, que no me hubiese apartado la mirada antes no significaba nada. Mientras pensaba eso, al poco tiempo, sentí como la mano que estaba sujetando presionaba la mía, se estaba despertando.
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Me desperté sin saber dónde estaba. Ahora sentía una mano sujetando la mía, un tacto muy familiar. No me aparté de ella, la apreté con más fuerza. Abrí los ojos, allí estaba él, mirándome preocupado, con una cara aún peor que la de esta mañana. En ese momento no me importaba dónde estuviéramos, sabía lo que tenía que hacer.
-Yo…- intenté disculparme, pero él me cortó.
-Sé que no quieres verme, me iré en cuanto vea que hayas desayunado.- dijo soltando mi mano y alcanzándome el zumo que esa mañana había dejado.- Bébetelo, te ha dado un bajón de azúcar, ahora necesitas reponerte, te sentirás mejor en cuanto comas algo.
Me incorporé, me bebí el vaso de zumo y me tomé el resto del desayuno sin rechistar, mientras Dylan no paraba de mirarme. No quería que se fuera, pero tenía la ligera sensación de que si me lo tomaba estaría más tranquilo. De vez en cuando, cuando mi mirada se encontraba con la suya la apartaba casi al instante, quizá fuera demasiado tarde para disculparme.
-Bueno, lo prometido es deuda, me voy, enseguida le diré a Margot que venga.- dijo cuando me terminé la bolsa de sangre. Se levantó, pero yo cogí su mano intentando impedir que se marchara, y él se giró.
-No te vayas…- le pedí
-Creía que no querías verme, ni escucharme.
-Yo… Lo siento, siento no haberte escuchado desde un principio, siento… los desprecios de esta mañana, lo siento todo. Por que tú confiaste en mi cuando Alan me besó, me escuchaste, y yo no lo he hecho… Siento haber sido tan egoísta. Si hubieras sido tú quién besó a Scarlet te diría que me daría igual, pero en realidad no es así, no quiero mentirte, si crees que puedes ser feliz con ella…- pero no pude continuar, la sola idea de pensarlo dolía demasiado. Dylan se me quedó mirando fijamente, evaluando mi expresión, y se sentó a mi lado en la cama, pocos centímetros nos separaban, esa distancia que me gustaría que no existiera.
-Yo no la besé, fue ella, debí de haberla visto venir. Aún así, me duele que no confíes en mí, que no me quisieras escuchar.
-Estaba demasiado dolida, de verdad que lo siento, no volveré a desconfiar de ti. Solo lo he hecho porque te quiero demasiado, me duele solo la idea de perderte.
-Te quiero, nadie va a poder cambiar eso.- Y entonces, sin verle venir me besó de forma muy tierna. Seguí el beso, mientras nuestras lenguas se entrelazaban y se convertía en un beso más urgente. Nuestros cuerpos habían roto los pocos centímetros que les separaban y ahora estaban pegados, solo separados por la ropa. Enredé mis brazos en su cuello, intentando atraerlo más contra mí. Pero en ese momento, alguien irrumpió en la habitación.
-Me había parecido oír que ya estabas despierta…-dijo Margot, entonces Dylan se separó de mí.-Bueno…yo… me voy, lo siento, os dejo solos.- y cerró la puerta detrás de ella.
-Eso es que me perdonas ¿no?- dije todavía con la respiración agitada
-¿Te hace falta otra confirmación?- Y volvió a besarme, peor esta vez fue un beso corto, demasiado.- No soporto estar mal contigo, ya te echaba de menos.
-Pero si hemos pasado menos de un día así…
-Me sigue pareciendo mucho. ¿Crees que algún día podremos estar solos, sin que nadie nos interrumpa?
Pero volvieron a entrar en la habitación, era Iker.
-Creo que no.
-¿Interrumpo algo?- preguntó
-No nada, ya me iba- respondió Dylan, luego le vería, como cada tarde.
-Vale.- y salió de la habitación dejándome con Iker.
-¿Con que ya lo habéis arreglado no?
-Sí, no nos hacía bien estar cabreados.
-¿Y porque se supone que te has desmayado?
-Las noticias vuelan por lo que veo.
-Es un sitio pequeño, es lo más lógico.
-No desayuné, y a causa del entrenamiento… debí debilitarme.
-Solo se te ocurre a ti.
-No tenía hambre, ¿qué quieres que haga?
-Pensar.- ambos nos reímos ante esa respuesta.- Bueno, yo no quería interrumpiros vuestro momento de reconciliación… Lo siento de verdad.
-No te preocupes, ya vino Margot antes que tú.
-Me alegra no ser el primero.
-Ni el último ya verás. No tenemos ninguna intimidad desde que llegamos aquí.
-No eres la única. Somos demasiados y muy poco espacio, no se puede hacer otra cosa.
Seguimos hablando hasta que nos llevaron la comida. Iker estuvo muy pendiente de que me la tomara toda. Por la tarde bajamos como todos los días al patio, y nos reunimos con todos, esta vez nadie se escabulló. Más tarde, a pesar de estar en nuestras horas libres, Diego llamó a los chicos y se los llevó. No me daba buena espina, intenté retener a Dylan para que no fuera, pero me fue imposible, así que nos quedamos las chicas, preocupadas, intentando distraernos.
-¡Qué bien que al final lo arreglasteis!- dijo Annie emocionada.- Es tan bonito el amor…
-¿Todavía no lo has encontrado?
-No, y como sigamos aquí lo llevo crudo, creo que tú y Margot sois las únicas que habéis encontrado el amor.
-Se puede encontrar, pero que él no sienta lo mismo….- dijo Nicole.
-¿Cómo? Así que…
-¡Hay alguien!- exclamó Annie, siempre emocionada por nuevas noticias- Cuéntanoslo todo.
-Bueno, cuando discutieron Allison y Dylan, también vino a la habitación su compañero. Es un chico encantador, estuvimos hablando antes de que pasara. Nunca me había sentido tan bien con alguien…- dijo Nicole sonrojada.
-¿Te gusta Iker?- pregunté yo asombrada.
-Podría decirse que sí. Aunque no lo conozco de mucho… Bueno cambiando de tema, ¿qué tal tu noche con Marcos?- le preguntó a Margot, que se sonrojó.
-Pues…Me llevó a la habitación de Allison, lo más parecido a la suite del hotel de la que le había hablado, y pues bueno… ocurrió
-¿Y cuándo pensabas contármelo? ¡Soy tú hermana!
-Cuando estuvieras en condiciones, estando con Dylan como estabas no era lo más lógico del mundo contártelo.
Seguimos hablando un rato más, distrayéndonos, hasta que por fin los chicos llegaron.

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