lunes, 20 de junio de 2011

Sueños Cumplidos Capítulo 2

Capítulo 2.- Recuperación milagrosa.

Llegué a la habitación donde estaba Lidia. Estaba llena de vendas, su pulso era muy bajo y seguía inconsciente. Me quedé un rato mirándola, deseando con todas mis fuerzas que se recuperara y volviera a ser la misma. Entonces fue cuando vi que su pulso iba aumentando y salí de la habitación para llamar a los médicos.
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Empecé a recuperar la consciencia pasado un tiempo. No sentía nada desde que todo se volvió negro, pero ahora empezaba a ser consciente del dolor. Abrí los ojos desorientada, estaba llena de tubos y cables por todas partes. A mi lado estaba Sabrina junto a un médico, que me observaban fijamente.
-Asombroso…- murmuró el médico.- ¿Qué tal se encuentra?- me preguntó.
-Me duele todo…
-Es normal.- vino hacia un gotero y me pinchó lo que supuse que sería un calmante.- Pronto no sentirá dolor. Ahora descanse, necesita reponer fuerzas.
Y así hice. Estaba demasiado cansada así que me dormí enseguida. Esa noche soñé con Sabrina pidiéndome disculpas por el accidente, ella se sentía culpable por aquello, cuando al que cruzó fui yo. También soñé que el médico me daba el alta y podía volver a casa.
Desperté y allí estaba Sabrina tumbada en el sofá durmiendo, que se despertó pasado un rato.
-¿Has dormido aquí toda la noche?- la pregunté.
-Sí.- admitió.
-No tenías porqué hacerlo.
-Sí tenía. Yo podía haber evitado ese accidente, pero iba distraída.
-No podías evitarlo, al culpa fue mía, fui yo la que cruzó, No te sientas culpable.
-Es que… que ti estuvieras a punto de morir, y yo sin poder hacer nada…
-Bueno ya pasó. Ahora estoy bien que es lo que cuenta.- Al decir estas palabras me dí cuenta de que esta situación me resultaba familiar, era lo que había soñado.
Sabrina se fue al cabo de un rato al instituto, y se llevó el justificante médico para presentarlo por mí.
Al cabo de unas horas el médico pasó ha hacerme algunas pruebas, y tal y como había soñado, me dio el alta. Puede que no tuviera relación con mi sueño, y solo fuera casualidad, pero a mi no me parecía eso.
-Ha tenido una recuperación increíble, estaba al borde de la muerte y de repente se despertó como si nada hubiera ocurrido. La dejaría en observación un par de días más, pero lo veo absurdo. Aún así, si se encuentra mal, siente mareos o algo no dude en venir.- ante esto yo solo pude asentir, y en unos minutos estuve en casa. Cené poco y me dormí temprano, cansado por todo lo sucedido.
Me desperté con el sonido del despertador, que indicaba que debía volver al instituto. Soñé algo que era imposible, pero esa es la magia de los sueños, que pueden ser reales o imposibles. Bajé, me tomé mi tazón de leche con cereales y me vestí. Había quedado con Sabrina, como todas las mañanas, para ir al instituto. Cuando estuve lista cogí mi mochila, salí por la puerta y fui directa al parque donde quedaba con ella.
-Hola.- la saludé.
-Hola ¿qué tal?
-Bien ¿y tú?
-Bien.
-¿Qué tal ayer en el instituto? ¿Pasó algo nuevo?
-Lo de siempre…- dijo con fastidio, y yo sabía porque era, más bien, por quien.
-¿Con quién sale John esta semana?
-Con Iana, que en mi opinión no le pega nada. Hacen una pareja horrible, seguro que no duran juntos ni dos días.
-Como con todas.
-Eh no, sabes que es mentira, estuvo con Tracy más de un mes.
-Probablemente con la única, el resto le han durado como mucho una semana.
-¿Cuándo crees que durará con Iana?
-Mmmm…le echo… tres días, hasta el viernes, como mucho hasta el sábado.
-Yo… A pesar de que me gustaría que durasen menos… Una semana, hasta el miércoles de la semana que viene.
-¿Qué apostamos esta vez?
-La que pierda invita a un chocolate del Starbucks.
-Vale, vete ahorrando…
-Quizás tengas que ser tú la que ahorre.
-Más quisieras…- yo ya tenía controlado ese tema gracias a Sabrina. Ella contaba los días que estaba con cada una y controlaba con quién había salido, para ver cuando la tocaría a ella.
Puede que estuviera enamorada de él, o bien simplemente obsesionada, optaba más por la segunda opción, y todavía esperaba el gran día en el que se diera cuenta de cómo realmente era.
Llegamos a la primera clase del día, que compartía con la mayoría de mis amigas y con él, arte.
-Lidia ¿qué tal? Nos enteramos del accidente.- dijo Emma.
-Estoy bien, tranquila.- la calmé.
-Qué fácil decirlo ahora, estuviste al borde de la muerte.
-Pero ahora estoy bien y es lo que cuenta. Bueno, ¿qué más ha pasado a parte de la nueva novia de John?
-Pues nada, esa fue la noticia del día, así que no te has perdido nada.
En ese momento llegó la profesora y cada una nos sentamos en nuestro sitio. La clase se pasó bastante lenta, y el día en general, y a la salida, ocurrió lo nunca visto.
En el recreo iba con Sabrina a la cafetería a comprarme un sándwich mixto y un par de regalices rojos como cada recreo. La cafetería estaba hasta los topes, normalmente se pasaba medio recreo hasta que podíamos comprar. Bajábamos lo antes posible para coger sitio y para que no se acabase lo que queríamos. Ese día bajamos demasiado tarde, casi nos íbamos a ir sin comer, cuando John apareció delante nuestra con un sándwich, mis regalices y el bocata de bacon con los regalices de melón que se compraba Sabrina.
-Te has llevado los últimos ¿no? Tú tendrías que ser…
-No se si serán los últimos, pero son para vosotras.
-¿Cómo?- pregunté incrédula, no me podía creer que esto estuviera ocurriendo.
-Gracias.- dijo Sabrina cogiéndolo todo.- Perdónala, es que ya sabes tuvo un accidente…
-No pasa nada, hasta mañana.
Yo me quedé en estado de shock, desde hoy ya no iba a creer en lo imposible, ese sueño me había demostado que lo imposible, es posible.

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